Piérdete, sumérgete en un vaivén de palabras que quizás ninguno de los dos entendamos. Sal. Y desde fuera, psicoanalízate. Mira qué ha cambiado. Si la respuesta es nada... me congratula.

domingo, 3 de agosto de 2008

¿Por qué no te callas?

-¿Si te vieses desde fuera te caerías bien?
-Puf! La verdad es que no lo sé...


Y no, es cierto que no tengo ni idea. No sé si soy de las chicas a las que catalogo de "insoportables" o soy una tía cojonuda. El caso es que hace algún tiempo (¿dos semanas?) me presentaron a una tal Srta. X (anonimato, señores!) que me recordó un poco a mí. Las circunstancias no eran las ideales para conocernos: sobredosis de decibelios, borrachetes alrededor y fango bajo mis sandalias me mantenían muy ocupada. Pero ella hablaba, y hablaba, y hablaba... constantemente. Y no se callaba. Y bla, bla, bla... que si mi cole, que si mi hermano, que si la novia de mi hermano, y mis hobbies, caray que guay, osea genial, entonces diver, qué canción más apasionadamente chupi, tía que glamourosa, todo arte, oish madre del amor hermoso, jolin qué calorazo, jopé vaya tufito, jopetas qué cansadita... igualita que yo, vamos. Estaba deseando que se callase. ¡No me dejaba hablar la muy pesada! Y yo la miraba, pensativa, deseando soltar un "jopé cierra la boca tía copiota con máster en yo misma" todo de golpe y rapidillo. La miré como mira un besugo, de reojo y con mala leche. Y cuando me disponía a cambiar de grupo de conversación... me pregunta que si la acompaño a hacer pipí. Sí, pipí. Nosotras hacemos eso.

Creo que fue ahí cuando me empezó (empecé) a caer bien. ¡Qué rematadamente inteligente es! (¿He dicho ya que me recuerda mucho a mí?) Y es que así, las dos solas, de camino al baño y sin espectadores, mantuvimos una conversación de las de ole, ole y ole. Me sorprendió lo fácil que es pasar del profundo deseo de arrancarle los pelos a querer saber qué es de su vida y cuál es su comida favorita. "No sé tía, las Panteras Rosas". ¡Me cago en la mar! ¡Pero si siempre he dicho que me gustaría alimentarme a base de Panteras Rosas, Phosquitos, horchata y Donuts azucarados! Hay que ver qué bien me caigo...

Pero cuando volvimos al gupo las cosas cambiaron. Me volvió a parecer repelente, cursi, boba y con un afán de protagonismo que ni el mismísimo Pajares. ¡Y no me dejaba hablar!


-¿Si te vieses desde fuera te caerías bien?
-Un ratito sólo. Un ratito...




Bye bye, honey...*

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola:

Vaya, no sé si es un relato o una ficción. No te imagino como la señorita X a pesar del parecido con ella que mencionas; tendemos a ver a los demás como estereotipos cuando todos somos poliédricos (cual protagonistas de este drama). No es extraño que nos sorprendamos aun de nosotros mismos.

A mí me encanta tu humor (ya lo sabes).

Besos.